jueves, 5 de mayo de 2011

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El Haiku y el Camino de Regreso
(Apuntes espirituales II)



Cada cosa posee su sonido único en el orden de Dios; y todos estos sonidos se hacen uno como la armonía de las arpas y las cítaras.
Hildegard von Bingen
            
        El haiku es un lenguaje espiritual; es decir, el lenguaje que utilizan las almas para comunicarse sin necesidad de palabras e imágenes. Resulta verdaderamente paradójico que el género que por su brevedad tanta importancia otorga a la palabra y que en su esencia recurre a la imagen más que al anunciado, en realidad se sitúe al margen de las palabras y de las imágenes.
            Es por ello que no sabemos determinar exactamente en qué estriba la fuerza de un haiku: si dijéramos que son las palabras, la imagen, la belleza o la simplicidad, incluso la profundidad filosófica o existencial, más vale no habernos tomado la molestia, porque no habríamos dicho nada.
           En el haiku las palabras y la imagenes son sólo el pretexto y no el vehículo de comunicación o de expresión. Es decir, sí tienen su significante, pero apuntan hacia aquello que no pueden expresar; y lo hacen con tanta fuerza que de pronto el haijín se encuentra en un apuro: ama las palabras como poeta que es, pero su deseo más íntimo es poder expresarse cuanto más prescindiendo de ellas.
           El haiku ejerce tanta atracción porque indica el camino de regreso, el de la desaparición de las palabras y de las imágenes, donde, a medida que uno avanza, toda diferencia va desapareciendo y todo se va fundiendo en uno. Еl alma no entiende de plural, sólo de uno. Para ella no existe lo variado, sino sólo lo único. Y al final de este camino aguarda la revelación de que lo uno, lo único no es más que la representación de El Uno, El Único.
          El haiku indica el camino de recuperación del diálogo puro, celestial con El Único;  un lento recordar del lenguaje olvidado del amor. Es el camino de regreso a casa; el mismo por el cual habíamos partido en su día para finalmente llegar a parar en tierras de palabras e imágenes, de pluralidad y variedad... Es decir, en las tierras del olvido.


K.D®


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