lunes, 28 de enero de 2013













EL MACHETE FILOSÓFICO




Quien mira el cielo en el agua verá los  peces en los árboles.

Proverbio chino




Tômbo ya   toritsuki kaneshi   kusa no ue



La libélula,
en vano intenta posarse
sobre la hoja de hierba.

Bashô


Uno de los encantos de este haiku está en el hecho de la libélula no muestra, porque no la siente, ninguna irritación ante el movimiento de la hierba que es soplada por el viento, lo que le impide reposar en ella. 
Fuente:R.H. Blyth. Haiku. Vol. IV. Hokuseido. Tokyo, 1951.


     


          Nos permitimos hacer la siguiente observación a propósito de este razonamiento de Blyth:
      Al igual que en otro comentario, donde la ameba es elevada a la cima de la perfección debido a su total inconsciencia, ahora es la libélula quien provoca, y por la misma razón, la admiración del comentarista británico.
      Creemos que Blyth encuentra el misterio/encanto allí donde  no puede haber ningún misterio. Porque para que haya misterio es imprescindible que alguien lo conciba como tal; es decir, que haya un ser consciente. El misterio no puede ser desvinculado de la consciencia; por ende, del ser humano. Y es la consciencia lo que define al ser humano por excelencia; por lo tanto, aniquilar la consciencia no es perfeccionarse, sino deshumanizarse: convertirse en un representante más de la fáuna, la flora o el mundo inanimado. Afirmar  que renunciar de la consciencia es librarse de nuestros males, como por ejemplo el enfado, es como tirar al niño con el agua del baño. Pero, desgraciadamente, en vez de celebrar lo más digno de la creación, la chispa divina en el hombre, la consciencia, aquí y en otros comentarios suyos  Blyth la desestima, endiosando a cambio la inconsciencia representada por amebas y libélulas y señalándonos su impenetrable animalidad como la más alta meta existencial. (*)     
      Cada uno es libre de creer en lo que desee, aun en la sublimidad de lo fantasmagórico, de lo ordinario y hasta de lo repugnante; en las mezclas zooantropológicas, en los beneficios del mal, en la poesía antiaburrimiento; puede creer que, como en este caso, la poesía es un canal de  mensajes doctrinales como que la inconsciencia es la forma superior de la existencia. Sin embargo, lo triste es que todo ello se nos presente bajo la forma de ¨interpretaciones¨ de haikus, con lo cual la verdad poética queda comprometida. Así, una vez más, el haiku se convierte en rehén de razonamientos, conceptos y creencias que lo profanan, confundiendo sobre su auténtica naturaleza.
      Si  Blyth desea que abandonemos la universalidad poética y entremos en ese estrecho corralito de la alegoría doctrinal, será  porque allí cree  poder iniciarnos en la lectura de haikus que nace de sus convicciones. Y efectivamente, si nos dejamos encerrar, aislándonos del resto de la creación y del auténtico misterio, se nos hará creíble ese extraño poder amébico que el gurú inglés afrma se oculta detrás de los fenómenos y de la poesía.  
      ...Sin embargo, quien lleva corazón de poeta evita el aire alucinógeno de esos encierros mentales: ve claramente que a golpe de machete filosófico, afilado sobre piedras extrañas, Blyth descuartiza este maravilloso haiku de Bashô, dejándolo en una mera alegoría doctrinal; y que encima lo hace creyendo desvelarnos su esencia
           ...Como, lamentablemente, en tantas ocasiones más.






La libélula
en vano intenta posarse
sobre la hoja de hierba.




                                           


(*) En el último tercio del estudio ¨Batiendo Alas¨  reflexionamos sobre el tema hasta qué punto Blyth es consciente de ello.  




Constantino Dimitrov (c)
Todos los derechos están reservados

Fuente de la imagen:(*)


Para más lecturas sobre Blyth: ver la sección de enlaces a la derecha.



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