miércoles, 1 de junio de 2011

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DEL HOMBRE, DEL TIEMPO, DEL ESPACIO Y DEL HAIKU

           
            A petición del autor, publico mi comentario a una afirmación suya, parte de un texto más amplio,  para que lo lean todos.

           Y el tiempo tiene lugar para que cambien los seres que en él viven y mueren. Por eso somos en un tiempo. Somos un cuándo.

       … Si fuera así, no habría haiku, porque el haiku es vuelo, es decir, trascender. En mi opinión, el tiempo, el espacio (la corporalidad) son las cadenas más toscas que tenemos; las demás son mucho más sofisticadas.
          Creo que aquello que nos esclaviza no se puede llamar vuelo. Sin embargo, podemos ponerlo a nuestro servicio para volar, como queda bien comprobado en el haiku. Pero no es el vuelo mismo, es un vehículo y una condición.
    Somos maravillosamente corporales, maravillosamente temporales y maravillosamente espirituales. Pero sólo se puede afirmar la primera y la segunda parte de la frase debido a que nuestra corporalidad y temporalidad humanas han sido dignificadas. Nuestro corporal y temporal son dignos no porque son lo que hay, sino porque pueden albergar un espíritu que los trascienda.
          Sin esa dignidad, el cuerpo humano (su dimensión espacial) y su vida (su dimensión temporal) serían la parodia de la existencia verdadera, mientras que así se convierten en su antesala.
           El cuerpo y el tiempo no son el cielo, son una prisión; pero una prisión de muchas y grandes ventanas que nos permiten contemplar el cielo.


Constantino Dimitrov (c).

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