Fotografía: Juan Yanes (c)
SOBRE EL TRASCENDERSE
(Meditación espiritual)
...Luchar constantemente uno por salir de sí mismo para escaparse de las redes del ego.... y al final, caer en el ego otra vez. Simplemente no hay otro lugar donde uno pueda acabar; no existe otra perspectiva si al salir de nosotros mismos, saltamos en un abismo con unas alas de hechura propia, como las de Icaro.
Nos buscamos a nosotros mismos fuera de nosotros mismos y, desgraciadamente, a la vuelta de la esquina damos justo con aquello de lo que habíamos intentado huir. Es inevitable. Porque el exterior, la realidad, por muy bella que se nos presente, por muy ¨sabia¨ y llena de profundos misterios, está muda porque no tiene la respuesta para aquello que buscamos. Siendo radicalmente diferentes, en nuestra ignorancia hemos pretendido igualarnos a ella para que supuestamente nos de sus lecciones de ser.
La realidad nos hace volver a nosotros mismos con las manos vacías. Como si nos estuviera preguntando: ¨Efectivamente, yo sí existo, ¿y tú? ¿Existes tú? ¿Quien eres tú? ¿Rey, polvo o nada? Polvo tengo suficiente, de nada no entiendo y finalmente, no me interesa nadie que no sea mi rey. Y no soy yo quien pueda enseñarte cómo serlo¨.
...Lo único que nos puede liberar de esta trampa, la de salir de nosotros sólo para dar con nosotros otra vez, no es tender a la apertura por la apertura misma, no esperar a que la realidad nos enseñe ser, sino abrirnos y tender hacia un Ser exterior, el Creador de todo; hacia la Fuente de la cual emana nuestra vida espiritual, la única vida del ser humano, propiamente hablando. Simplemente no hay otra manera de trascenderse uno a sí mismo con dignidad.... y de encontrar el agua que verdaderamente apague su sed de ser.
Abrirse no basta: hay que abrirse a, abrirse hacia, abrirle para que entre este Alguien y despierte nuestro ser.
....O el ego, o el Creador; simplemente no existe otra alternativa.
K. D. (c)
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