sábado, 1 de febrero de 2014








EL HAIKU COMO HAIKU  

(Reflexión sobre la naturaleza de la poesía)



Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.

Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.

        
San Franciso de Assisi (1181 - 1226), Cántico de las Criaturas, estrofas 5,6,7 y 8



* * *


            ...Siendo un subgénero poético, el haiku es un fruto espiritual por definición. En este sentido, la poesía puede ser un potente elemento formador del espíritu humano pero de por sí no puede ser un factor de sanación radical, de conversión, de catarsis ya que ello no es el resultado de experiencias de tipo místico-artístico, sino del autoconocimiento, de purificación moral y amor que sólo puede proporcionarnos la luz de lo alto. Porque el espíritu humano, espíritu herido e imperfecto, necesita recuperar su patria perdida, hallar la cura definitiva para recobrar la salud, la paz: en otras palabras, recuperar su plenitud en Dios. El aware en el haiku es la chispa misteriosa que salta en el corazón del poeta, en ningún caso provocada, dicho sea de paso, sólo por aquello que ocurre ante sus ojos en el momento presente, como a menudo se suele afirmar. Así que la realidad por sí misma, por muy ¨desnuda¨, por muy realidad-realidad que lleguemos a verla como consecuencia del aware, en sí no puede ser una cura adecuada para el espíritu. La realidad visible es sólo una expresión de la realidad espiritual y en este sentido ni es sagrada en sí, ni es de donde emana la divinidad, ni es, en fin, buena o mala, porque es moralmente neutral. He por qué no puede ser esa la patria que, ansioso, busca el espíritu errante. La realidad visible es sólo una referencia, un lenguaje, una huella. Y si es hermosa, si es armónica, si nos emociona, es porque Quien la ha creado es bello y porque es la Armonía misma; y esa belleza y armonía revelan Su perfección moral que a su vez es la manifestación de aquel Amor del que necesita beber el espíritu humano para sanarse. A quien le ha sido revelado esto, ese sí que ha emprendido el verdadero camino del espíritu, un camino que no se limita a la realidad visible y no termina en ella, sino la atraviesa como si de una nube se tratara para adentrarse en la verdadera Luz de Dios. Y es en esta Luz donde se escribe la gran poesía, donde se crea el gran arte, donde se recobra la salud, donde nace de nuevo.
        Afirmar que la plenitud espiritual se obtiene a consecuencia de una visión ¨iluminada¨ de la realidad visible ¨en su desnudez total¨ se me antoja tan limitado como equiparar todos los océanos a la punta de un iceberg. 

        El espíritu mora en la dimensión de lo divino y la poesía es sólo su expresión. Es un medio y como tal no podría de por sí ser el re-medio para esa profunda herida en lo sustancial que atormenta al hombre. Sólo lo sustancial puede curar lo sustancial. 
             En relación con lo anterior, me permito traer a colación una vez más las palabras de nuestro San Juan de la Cruz, poeta y místico por excelencia. En este pasaje, el Doctor Místico habla del desprendimiento de la realidad como medio de purificación y elevación espiritual. Dicho etapa pertenece a la vía purgativa. Posteriormente, una vez haya entrado el alma en la presencia divina, se produce una especie de vuelta a la realidad, donde el ser humano, completamente transformado, contempla y alaba la grandeza de Dios ella. Este es el espíritu del poema de San Franciso que hemos citado al principio: un estado extático de completa intgración con lo creado en Dios. Recordemos, sin embargo, lo escrito por el poeta castellano. 
...¨11. Donde se ve claro que, cuanto más el alma se desnudare con la voluntad y afecto de las aprehensiones de las manchas de aquellas formas, imágenes y figuras en que vienen envueltas las comunicaciones espirituales que habemos dicho, no sólo no se priva de estas comunicaciones y bienes que causan, mas se dispone mucho más para recibirlas con más abundancia, claridad, libertad de espíritu y sencillez, dejadas aparte todas aquellas aprehensiones, que son las cortinas y velos que encubren lo espiritual que allí hay, y así ocupan el espíritu y sentido, si en ellas se quisiese cebar, de manera que sencilla y libremente no se pueda comunicar el espíritu; porque, estando ocupada con aquella corteza, está claro que no tiene libertad el entendimiento para recibir lo espiritual en ellas. De donde, si el alma entonces las quiere admitir y hacer caso de ellas, sería embarazarse y contentarse con lo menos que hay en ellas, que es todo lo que ella puede aprehender y conocer de ellas, lo cual es aquella forma e imagen y particular inteligencia. Porque lo principal de ellas, que es lo espiritual que se le infunde, no sabe ella aprehender ni entender, ni sabe cómo es, ni lo sabría decir, porque es puro espiritual. Solamente lo que de ellas sabe, como decimos, es lo menos que hay en ellas a su modo de entender, que es las formas por el sentido. Y por eso digo que pasivamente, sin que ella ponga su obra de entender y sin saberla poner, se le comunica de aquellas visiones lo que ella no supiera entender ni imaginar.
12. Por tanto, siempre se han de apartar los ojos del alma de todas estas aprehensiones que ella puede ver y entender distintamente (lo cual comunica en sentido y no hace fundamento y seguro de fe), y ponerlos en lo que no ve ni pertenece al sentido, sino al espíritu, que no cae en figura de sentido, que es lo que la lleva a la unión en fe, la cual es el propio medio, como está dicho. Y así, le aprovecharán al alma estas visiones en sustancia para fe, cuando bien supiere negar lo sensible e inteligible de ellas y usara bien del fin que Dios tiene en darlas al alma, desechándolas. Porque, como dijimos de las corporales, no las da Dios para que el alma las quiera tomar y poner su asimiento en ellas.¨



San Juan de la Cruz (1542 - 1591), carmelita descalzo, poeta, 
Patrón de los poetas.

 ¨Subida del Monte Carmelo¨, libro 2, cap.16 
                                               
                                   *  *  *
Constantino Dimitrov©
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4 comentarios:

  1. Me desazona esta reflexión.

    ¿Por que el haiku - haiku requiere la intervención de un "Dios"? La Naturaleza en si misma es Armonia, es Belleza, es Emoción, es Vida. La impresión causada en los imperfectos humanos, todos los seres vivos somos imperfectos, es una u otra en función de nuestras propias rémoras culturales. Ello nos diferencia de los animales "no racionales" que no han recibido sinó el instinto de supervivencia. Por ello cada uno de nosotros percibe, siente, vive cada impresión de manera diferente. ¿No es así?. Por ello el haiku no está vivo si no tiene lectores que lo interpreten y lo vivan segun sus particulares reminiscencias culturales. Haya en ellas un Dios o no.

    Un abrazo, Constantino.

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  2. Hola Juan,

    Gracias por tu amable comentario.

    ...No sólo para la creación artística se requiere la intervención de Dios; es que toda la naturaleza y también el ser humano son creación de Dios. Para mí es una cosa evidente; otros prefieren ejercer su derecho de autonomía y disfrutar de las cosas como se les presentan sin preguntarse de las causas primeras. Me parece totalmente legítimo. Incluso, como decía en otro lugar, uno puede crear magníficas obras de arte y también disfrutarlas sin una consciencia explícita de Dios. Lo que, por supuesto, no significa que Dios sobre o que sea un intruso, o que no intervenga en el proceso; sólo que tenemos esa maravillosa libertad de reconocerlo o no.

    Si te habrás fijado, en mis escritos yo no reconozco que el haiku tenga ¨una interpretación¨. El haiku transmite una verdad que opera a nivel espiritual y no tiene nada que ver con un mensaje cifrado de diferentes códigos de interpretación según los diferentes tipos de lectores. En ello estriba su fuerza; en que se mueve en la materia primitiva, en el magma de la vida, allí, desde donde emanan las cosas y allí donde converge toda alma humana. Es decir, no en la diversidad ¨de interpretación¨, sino en la unidad que ofrece la verdad básica de la existencia.

    Este escrito trata del haiku como una variedad de la poesía; mis reflexiones van encaminadas a explorar la relación entre arte, naturaleza y espíritu humano, y si puede el arte dar la respuesta última a la necesidad primordial del espíritu de sanarse. A mi parecer, para una necesidad tan fundamental y apremiante la influencia de la naturaleza y del arte, por muy benéfica que sea, es muy insuficiente.

    Si no es una impertinencia, me gustaría proponerte la lectura, entre otras, del artículo ¨Los Niños Voladores de Issa¨ y ¨El Haiku: Modo de Empleo¨en la sección de Comentarios sobre Blyth y de Escritos Propios a la derecha, donde llego a tocar estos temas en más detalle.

    Un cordial saludo,

    Constantino

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  3. ¡Hola Konstantín! Siempre es grato leer y poder meditar en tus palabras,para poder entender este amplio mundo entre lo material y espiritual,que en definitiva,es el mismo,solo tiene una fuente de vida.Eso sí,me haces leer y releer para poder captar más allá de mis propias convicciones.¡Un abrazo!

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  4. Hola Lili:

    Me alegra de que encuentres utilidad para ti en mis escritos.

    ...Hay muchos mitos en el mundo del haiku y uno de ellos es que el haiku es el camino espiritual que nos va a hacer ¨superhombres¨ en cuanto a capacidad de percepción, autoconocimiento, humildad, plenitud е inocencia. En mi opinión, esta es una promesa tanto atractiva como utópica. Nos ofrece la dicha definitiva: con sólo abrir uno bien los ojos y dejar que la ¨buena¨ naturaleza le invada por completo, quedará purificado, transformado e impermeable al mal que le atormenta: tanto el exterior como el interior. He intentado aclarar por qué esto es imposible.

    Muchas gracias.

    Constantino



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